Ya no tengo mi casa ni mi cosas queridas, pero tengo quien me arregla la habitación me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa.
Ya no tengo las risas de mis nietos, el verlos crecer, abrazarse y pelearse, eso sí, algunos vienen a verme al rededor de cada quince días, otros cada cuatro meses, otros nunca.

Y eso es lo que me queda. Espero que las nuevas generaciones recapaciten y vean que la familia se forma para tener un mañana.
Yo opino y digo, que verdad es la que importa, si a lo largo de la vida, el ser humano pasa por varias etapas y los motivos de alegría y de preocupaciones cambian en cada una.
Cuando uno es pequeño, a ojos de los adultos es feliz todo el tiempo. Las preocupaciones son efímeras y la alegría parecen continuas.Pero si miramos con detalle, veremos que en esa primera fase de la vida las pequeñas preocupaciones abruman, lo que parece un reto insignificante y es un objetivo complicado.
Una frase, para reflexionar: Las ideas son como las pulgas, saltan de unos a otros pero, no pica a todos.
Un chiste, pero de Lepe: !Oye Ambrosio¡ ¿Es cierto que te andas viendo con mi mujer?
No..., lo hacemos con la luz apagada.
¡A bueno...!
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