Eran potentes y pesadas, a la vez que engreídas: que avanzaban sin miedo y con autosuficiencia, sus vicios eran pocos, por lo que no es de extrañar que muchos cayesen seducidos por la potencia y atractivo de las máquinas de vapor.
En realidad mucha gente con corazón se enamoraron y se cautivó ante ellas, incluso hoy día, estando ya fuera de servicio, mantienen su encanto y no sólo por la nostalgia de su pasado.
La locomotora de vapor, es una de las pocas máquinas que se expresan tantos sentimientos como personalidad desde sus inicios, tuvo un gran impacto en la imaginación hasta aquel entonces estas máquinas se movían por los paisajes.
En su mayoría vieron en ellas una luz favorable y la apodaron el caballo de hierro. Allá por el año 1804, la máquina de vapor ya eran muy conocidas en el mundo de la industria.
El tren es entre todos los inventos que definen la edad moderna, ocupa el primer lugar del escalafón, las máquinas de vapor ya existían desde hacían unos cuantos años, empezaron a moverse con propiedad y fuerza, la de un motor de locomotora, pero fue 1825 cuando aparecía realmente el tren propiamente dicho.
La era del transporte de mercancías con la distribución nacional e internacional que implica y de la información había llegado.
Los trenes transcontinentales fueron una infratuctura vital para el comercio y la industria.
La potencia de las nuevas máquinas dio lugar a un torrente de audacia e ingenio por parte de lo ingenieros. Todos demostraban la gran influencia de la revolución ferroviaria en la vida cotidiana.
Un chiste:
El padre, desde el sofá, se dirige al hijo:
-Chiquillo, asómate a la puerta pa ver si esta lloviendo.
Yel hijo le contesta:
Cucha, papà, ¿ por qué no llamamos al perro pa ver si entra mojao ?
Otro de Lepe:
-¿Sabes por qué las de Lepe son tan sonrientes.?
-No, por qué
-Por que llevan las trenzas muy apretadas.
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